Creando una comunidad mundial compasiva y vegetariana

Rumania, Moldavia y Ucrania

Un viaje maravilloso a través de Europa del Este

Por la hermana iniciada Daniela, Tampere, Finlandia (Originalmente en inglés)

Inspirados por el mensaje de la Maestra en el volante "Vida Alternativa" y por las numerosas historias de nuestros hermanos y hermanas que han ayudado a repartir los volantes en todos los rincones del mundo, un equipo de ocho iniciados de diferentes países de Europa hizo un plan para compartir las bendiciones y la compasión de la Maestra a través del volante "Vida Alternativa" con Rumania, Moldavia y Ucrania. Se imprimieron 150,000 volantes en rumano y ucraniano para distribuirse durante el viaje.

Para poder llegar a tantas ciudades como fuera posible y distribuir todos los volantes, dividimos nuestro equipo en dos grupos que viajaban en dos coches, saliendo de Budapest, Hungría, el 2 de julio del Año Dorado 3 (2006). Habiendo cruzado la frontera rumana, cada grupo escogió rutas diferentes y se detuvo en diferentes ciudades a lo largo de la parte norte de Rumania. Después de dos días distribuyendo en muchas ciudades, cruzamos otra frontera y entramos a Moldavia. Aquí, un grupo permaneció en Chisinau, la capital de Moldavia, durante dos días, mientras que el segundo equipo cruzaba la frontera hacia Ucrania y llegaba a la parte sur, dónde muchas hermosas ciudades descansan sobre las costas del Mar Negro. Después de distribuir los volantes en Chisinau, el primer grupo llegó a Rumania y de nuevo se dirigieron en coche a diferentes ciudades cada día, cruzando los Montes Cárpatos y yendo hacia el sur hasta alcanzar el río Danubio y luego cruzamos los Montes Cárpatos otra vez, hacia la parte oeste de Rumania. El segundo equipo, después de cuatro días de distribución en Odesa, Ucrania y otras ciudades cercanas, también volvió a Rumania e hizo paradas en diversas ciudades en la última parte del viaje, antes de que los dos equipos volvieran a Budapest el 11 de julio.

Cuando las circunstancias lo permitían, le dimos los volantes a la gente directamente. Cuando realmente no era posible, los colocábamos en los buzones de correo o sobre los parabrisas de los coches. En este asombroso viaje, distribuimos casi 150,000 volantes en veinte ciudades (quince en Rumania, una en Moldavia y cuatro en Ucrania) y en promedio hicimos alrededor de 4,500 kilómetros en nuestros dos coches en diez días. Sólo una semana antes de nuestro viaje, algunas zonas en el norte de Rumania estaban muy inundadas y los caminos estaban dañados y bloqueados haciendo el viaje muy difícil. Sin embargo, desde que salimos, no llovió en absoluto; tuvimos un clima perfecto y el sol brillaba en todas las ciudades que visitamos durante todo el tiempo. Esta fue otra bendición de la Maestra para facilitar la distribución. A veces, podíamos ver las nubes cargadas lloviendo más adelante o detrás de nosotros, o podíamos escuchar el trueno como si estuviera a punto de comenzar a llover, pero nunca nos mojamos cuando repartimos los volantes. Los iniciados también tuvieron que superar varios obstáculos al cruzar las fronteras de Moldavia y Ucrania, pero siempre permanecimos con el espíritu en alto y con las bendiciones de la Maestra se resolvieron todos los problemas.

Durante la primera mañana, cuando legamos a Rumania, hubo una coincidencia asombrosa. Las dos primeras personas que recibieron los volantes dijeron que eran vegetarianas debido a su amor por los animales. Así que nosotros consideramos esto como un "buen presagio de la Maestra" para nuestro viaje. Los rumanos son gente muy agradable y cálida, abiertos a recibir los volantes y curiosos acerca de su mensaje. A pesar de las diferencias culturales e históricas entre las diferentes partes de Rumania que visitamos, casi todos los que aceptaban el volante decían "gracias" y nos saludaban con una sonrisa alentadora. Después de recibir el volante, mucha gente se detenía a leer el contenido y algunos volvían para obtener más información. Querían saber dónde podían comprar productos vegetarianos y de dónde veníamos para llevarles este noble mensaje. Algunos preguntaron acerca de nuestro grupo y les dimos volantes con las enseñanzas de la Maestra y más información acerca del Método Quan Yin. El noble ideal promoviendo esta campaña y el hecho de que estuviéramos repartiendo volantes voluntariamente en ciudades y países tan lejanos, resultó algo increíble para algunas personas del lugar. Todos nos saludaban muy abiertamente, nos deseaban buena suerte, éxito y la bendición de Dios para llevar adelante este trabajo. En una ciudad, una persona incluso reconoció a uno de nuestros hermanos que había estado repartiendo en otra ciudad y lo saludó alegremente. En una ciudad rumana, en dónde hacía tres años tuvimos un seminario público para compartir las enseñanzas de la Maestra, dos señoras que practicaban el Método Conveniente aparecieron sorpresivamente y estaban contentas de encontrarse con nosotros de nuevo. En el transcurso de nuestra conversación, nos dijeron cuánto le rezaban a la Maestra durante los años anteriores para que cuidara de ellas y nuestra visita era como la respuesta que habían estado esperando y también la razón de su entusiasmo. Les dimos muchas fotos de la Maestra y todos los dulces benditos que teníamos en nuestros bolsos, lo que les produjo aún más alegría. También nos pidieron que le enviáramos su mensaje de amor a nuestra amada Maestra y que le dijéramos que Ella está siempre en sus corazones.

A pesar de las exigencias físicas de manejar y repartir cada día, aún así nos sentíamos altamente motivados y hacíamos el trabajo con el mismo entusiasmo y felicidad en cada ciudad. Sentimos el amor y la bendición de la Maestra todo el tiempo y nuestro viaje estuvo lleno de experiencias conmovedoras, muchos momentos risueños e historias humorísticas que se originaban debido a nuestras diferentes nacionalidades y orígenes. De esta forma, las largas y monótonas horas en el automóvil resultaron ser buenos momentos para compartir inspiradoras historias de cada uno de nosotros, de nuestro viaje espiritual, haciendo que el viaje pase muy tranquilamente. A pesar de que encontramos algunos problemas y dificultades, todos quedaron resueltos finalmente sin demasiada preocupación ni esfuerzo; tan sólo fuimos testigos de un milagro tras otro. Sabíamos que la gracia y el amor de Dios estaban siempre con nosotros y fuimos capaces de finalizar el trabajo con un espíritu elevado y gran éxito.