La Maestra cuenta historias

 

Iluminación a través de la experiencia personal - Incluso un demonio podría iluminarse mediante la enseñanza del Buda

 

Expuesto por la Maestra Suprema Ching Hai en Penghu, Formosa,
11 de febrero de 1987 (Originalmente en chino)

En tiempos del Buda Sakyamuni, había una mujer que perdió a su pequeño niño por ninguna enfermedad evidente. Desolada por este duro golpe, la madre se sumergía en sus lágrimas. Ella buscó al Buda Sakyamuni que, por casualidad, estaba dando una conferencia en la zona, a quien le desahogó su dolor y Le rogó que reviviera a su hijo con Sus poderes mágicos y gran sabiduría. "Sí, yo puedo salvarlo", prometió el Buda. "Sin embargo, primero tienes que encontrar una familia que no haya perdido un sólo miembro en las últimas cinco o seis generaciones y traerme un trozo de ropa o algún otro objeto de esa familia. Podré salvar a tu hijo sólo cuando tenga ese objeto."

Siguiendo las instrucciones del Buda, la madre fue de casa en casa, día tras día, pero no logró encontrar ninguna familia en la que haya habido alguna muerte en cinco o seis generaciones. Completamente cansada y decepcionada, regresó con el Buda. El Buda Sakyamuni le preguntó: "¿Hay alguna familia que no haya perdido a un miembro en cinco o seis generaciones?" Ella contestó: "No, no existe tal familia." Entonces, el Buda Sakyamuni le dijo: "¡Correcto! La vida es efímera. Nadie que haya nacido podrá jamás escapar a la muerte. Tarde o temprano, todos debemos morir y dejar este mundo. No deberías sentirte tan afligida por este cuerpo efímero." Cuando el Buda le mostró esta verdad, la madre se iluminó inmediatamente. Entonces, se convirtió en una devota discípula del Buda y practicó diligentemente.

Hay otra historia acerca de una fea y horrible Yaksa (una demonio). Pero aún más terrible era su hábito de devorar humanos, tal como a los tigres les encanta comer humanos, y los humanos comunes comen vacas, cerdos y aves de corral. Esta Yaksa tenía un apetito especial por los niños y cada niño que veía se convertía en su comida. Muy pronto se había comido a casi todos los niños del pueblo. Los padres en el pueblo vinieron a buscar ayuda del Buda Sakyamuni.

La Yaksa tenía un hijo al que amaba entrañablemente, de la forma en que los tigres aman a sus crías y no se comen a sus propios cachorros, aunque se coman otros animales y humanos.

"Vayan a su casa y esperen hasta que la Yaksa salga de su casa. Entonces escóndanle a su hijo. Después les diré qué hacer", dijo el Buda Sakyamuni a los aldeanos. Cuando la Yaksa salió de su casa, los padres del poblado ocultaron a su hijo. Cuando la Yaksa regresó y no pudo encontrar a su hijo, sintió un profundo pesar y agonía, y lloró y se revolcó en el suelo. Finalmente, ella también fue a buscar la ayuda del Buda. Ya lo ven, incluso los demonios respetan al Buda. Los fantasmas y los demonios respetan a todos los practicantes espirituales genuinos y serios.

El Buda Sakyamuni le preguntó a la Yaksa: "¿Amas entrañablemente a tu hijo?" Ella contestó: "¡Sí!" El Buda le preguntó: "¿Es tu hijo lo más preciado en la tierra para ti?" Ella contestó: "¡Sí!" A esto el Buda dijo: "Amas a tu hijo entrañablemente, tal como otros padres aman a los suyos. Entonces, ¿por qué te has comido a casi todos sus hijos? Si prometes dejar de comer los hijos de otros, entonces yo te ayudaré a encontrar a tu hijo." La Yaksa inmediatamente hizo la promesa. Incluso los demonios pueden ser iluminados. ¿No es así? Después de que el Buda Sakyamuni le explicó la verdad, ella inmediatamente se iluminó y ya no se atrevió a comer los hijos de otros nunca más.

Ante nuestros ojos, los niños son muy pequeños; no pueden hablar ni caminar, y son bastante diferentes de los adultos. Sin embargo, sabemos que igual son seres sensibles y que crecerán para ser como nosotros. A partir de esta historia, podemos deducir también que los animales también son seres sensibles. En el futuro, al practicar más, también nacerán como seres humanos y se convertirán en Budas. Por lo tanto, si realmente queremos estudiar el camino del Buda y desarrollar nuestra compasión, no deberíamos comer animales.

A partir de estas dos historias, nos damos cuenta que la sabiduría o la iluminación no se alcanza naturalmente. A veces, hace falta una explicación de alguien para ser capaces de entenderla. Por ejemplo, tomemos a la madre de la primera historia. Su hijo había muerto, pero no se había dado cuenta de que los niños de otras personas morirían algún día también. Todos debemos morir, pero ella no lo entendía. Supongan que en ese momento el Buda Sakyamuni hubiera intentado consolarla con palabras de sabiduría tales como: "¿Por qué estás llorando? Deberías saber que la vida es efímera. Tarde o temprano debemos partir. Donde hay causa, hay retribución. Si tu hijo tiene mal karma, por supuesto que morirá pronto debido a que carece de retribución bendita. Por lo tanto, no hay necesidad de llorar tan amargamente." La mujer no habría escuchado esas palabras. Sin embargo, en este tipo de situación, la mayoría de nosotros sólo sabemos ofrecer consuelo de esta forma.

El Buda Sakyamuni no lo hizo de esa forma. En cambio, envió a la madre sola a encontrar una familia en la cual nunca nadie haya muerto. Por supuesto, ella no pudo encontrar ninguna. En ese momento, cualquier enseñanza que el Buda Sakyamuni le hubiera dado, ella la habría comprendido inmediatamente, porque ella la había experimentado personalmente. Al principio, yo también hablaba acerca de experiencias espirituales. Si somos incapaces de realizar la "Verdad" por nosotros mismos, entonces necesitamos de alguien que la haya alcanzado y que sea capaz de enseñarnos cómo y dónde encontrarla. Más tarde, cuando tengamos una experiencia interna personal, podremos realizar la Verdad por nosotros mismos.

Por ejemplo, en el Sutra Amitabha, leemos acerca del Buda Sakyamuni, que dice: "El Buda Amitabha es la Luz Infinita; Él siempre irradia Su luz para salvarnos. En el mundo del Buda Amitabha, existen tales y tales reinos. Hay aves que gorgojean y música maravillosa, etc. Cuando oímos esa música, nuestra mente se tranquilizará y se concentrará en recitar los nombres de los Budas, los nombres de los Santos y en recordar las enseñanzas." Esto es lo que le oímos decir al Buda: y también hemos oído de gente que fue al Paraíso Occidental para disfrutar de esos maravillosos reinos. Sin embargo, sin la experiencia interna personal, no creeremos ni comprenderemos verdaderamente cómo es el Paraíso Occidental. Por lo tanto, leer las escrituras o escuchar discursos sobre los mismos, es tan sólo escuchar a otras personas hablar acerca de sus experiencias espirituales y su nivel espiritual, que no tienen nada que ver con nosotros. Quien quiera que aspire a la iluminación y a la verdadera realización, debería tener las mismas experiencias internas o al menos tener un vislumbre del Paraíso Occidental.

Si en ese momento, el Buda Sakyamuni hubiera llamado inmediatamente a la Yaksa y le hubiera ordenado: "Deja de hacer esas maldades y deja de comerte a los niños de otras personas. ¿No comprendes el grave dolor en los corazones de los padres? Lo que estás haciendo está mal. No deberías romperle el corazón a las personas." Si el Buda Sakyamuni hubiera hablado a la Yaksa así, directamente, ella podría no haber escuchado, porque no sabía y no había experimentado los sentimientos de los padres acongojados. Por lo tanto, el Buda Sakyamuni no se puso a razonar con ella a primera instancia. En lugar de ello, Él le dijo a la gente que le quitaran a su hijo, para que también ella pudiera experimentar el dolor de perder a un hijo. Después de ello, ella comprendió inmediatamente cuando el Buda le habló. Nosotros, los humanos comunes, también tenemos un dicho similar: "Sólo podemos darnos cuenta de los sentimientos de nuestros padres después de que nosotros mismos nos hayamos convertido en padres."