Durante la semana, espero gran interés que llegue la meditación grupal del domingo en Hsihu, para disfrutar del hermoso momento de la meditación en la fresca serenidad de las arboledas de bambú. El gorgojeo del Río Néctar me hace sentir vivificada y fresca en el verano caliente. Las higueras y los abetos apaciguan mi cuerpo y la mente cuando me siento en el Salón de Meditación del Bosque. Y las flores florecientes y los asientos de meditación bien arreglados en el Jardín Internacional siempre complacen los ojos al final de la sesión de meditación.

El poder de la meditación grupal es verdaderamente increíble. A veces durante la meditación, Dios me envuelve en una aureola grande. A veces, después de unos breves segundos de meditación, la meditación grupal se acaba. Eso es porque entré en samadhi. La Maestra acaba de regresar a Formosa durante el Año Nuevo Lunar y bendijo cada rincón de Hsihu. Cuando recorro el ashram, puedo sentir Sus vibraciones amorosas en el aire. Todas las plantas crecen con alegría, que nos hace sentir tan relajados y contentos. Después de la meditación, yo estoy tan satisfecha y llena de alegría. A veces no puedo evitar entonar una melodía. Mi favorita es la del retiro de meditación de dos días de todos los meses. Siento tanta paz en la atmósfera. Cuando veo a todos los hermanos y hermanas que practican tan diligentemente, me diría a mí misma de ser más diligente también.

El área de exhibición exhibe las hermosas artesanías de la Maestra tales como pinturas, joyas celestiales, abanicos, y las ropas celestiales SM. Su brillante resplandor hace que uno quiera quedarse. A la hora de almorzar, veo muchas familias que han venido juntos a la meditación grupal. Los niños vegetarianos muestran sus sonrisas felices y sanas. Muchos se relajan en sus hamacas por el Río Néctar. Todos están felices y satisfechos. Esta escena definitivamente es alentadora. Estamos tan agradecidos con la Maestra por Su amor y la gracia que nos trae tal momento celestial.

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