La Maestra lleva a
Sammy
al
Cielo

El Mundo Sensible de los Animales

Por la hermana iniciada Alice Staael, Vancouver, Canadá
(Originalmente en inglés)

Sammy era un hermoso perro collie-ovejero, que teníamos desde que era un bebé en 1992. Su madre había sido nuestra compañera por 4 años cuando Sammy nació y luego, los dos estuvieron con nosotros otros 11 años, hasta que ella murió. ¡Entonces sólo quedó Sammy!

Sammy era el perro más encantador que puedan imaginarse. Me seguía a todas partes, incluso al baño. Era mi compañero constante y leal, mi querido hijo, mi sombra.

Sammy se estaba haciendo viejo y una mañana de febrero del Año Dorado 3 (2006), fuimos a dar nuestro paseo, pero a la mitad del camino tuvimos que traerlo de vuelta a casa, porque no podía caminar, sus patas traseras estaban paralizadas. ¿Qué debíamos hacer? No queríamos usar la eutanasia. Aunque él sufría, nos preguntábamos a veces, si estábamos tomando la decisión correcta. Sin embargo, Sammy parecía amar la vida, no importaba lo débil que estuviera físicamente.

 

Él era un perro grande, y cuando ya no pudo caminar más, le fabricamos una silla de ruedas hecha de tubos de cobre; copiamos la que vimos en Internet. Fue fácil de hacer y económica. ¡Cómo la amaba Sammy! Por seis meses usó esta silla de ruedas y quería ir a todas partes; en su mente él pensaba que podía usar sus patas traseras otra vez. Luego perdió la vista y el oído.

No mucho tiempo después, Sammy ya no pudo usar su silla de ruedas a medida. Teníamos que subirlo y bajarlo por las escaleras para que fuera al baño. Lo hacíamos entre los dos, ¡y somos personas bien grandes! Nos sentimos tan bendecidos de poder trabajar desde nuestra casa, así podíamos estar cerca de él todo el día y la noche. Durante el verano llevamos a Sammy a un viaje de campamento por un mes y él durmió entre nosotros en la camioneta todas las noches. ¡Eso le encantó!

Sabíamos que se acercaba el momento de que Sammy partiera de este plano, y le hablamos sobre ello. Le dijimos que estaba bien irse, que lo extrañaríamos, pero que estaba bien.

Una mañana a principios de febrero del Año Dorado 4 (2007), me levanté y sentí la necesidad de ir donde Sammy. Estaba respirando fuertemente, y no queríamos que sufriera. Le oré a la Maestra para que se lo llevara rápidamente. En dos minutos ya se había ido; se veía tan en paz.

Dos días después durante su meditación, Saiid, mi esposo, vio venir a la Maestra. Usaba un vestido blanco y dorado, con un sombrero blanco, y caminaba con Sammy. Sammy corrió hasta Saiid; se veía tan bello, todo saludable y robusto. Lamió la mano de Saiid, como despidiéndose. La Maestra llamó a Sammy y él se fue alegremente hacia la luz.

Nos sentimos muy felices de dejar que Sammy viviera el curso natural de la vida, y estamos tan encantados y agradecidos de que tenga la mejor amiga en el cielo. ¡Gracias, Maestra!

PD: ¡Como Te habrás podido dar cuenta, a Sammy le encanta que le froten la panza todo los días!