En setiembre de 2005, fui sorprendida por una noticia, que personalmente fue más impactante, que el terremoto masivo que estremeció a Formosa seis años antes. En la noche del 14 de setiembre, asistí junto con mis dos hijas a la meditación grupal en el Centro de Taichung y poco antes de entrar al salón de meditación, mi hija recibió una llamada de un hermano llamado Huang. Mientras le decía que le contestaría la llamada luego de la meditación, se preguntaba porqué no había dejado el celular en el coche como era habitual, lo que hubiera ocasionado que la llamada se perdiera. Luego, durante la meditación, recibí un mensaje sorprendente de la Maestra. "El cuerpo físico de tu hermano menor ha desaparecido. Lo estoy llevando a Casa. No te alteres", dijo con voz grave. Quedé asustada e insegura sobre el mensaje y luego de la sesión de meditación mi hija llamó al hermano Huang y se enteró que mi hermano de 53 años había sido llevado a la Unidad de Cuidados Intensivos de un hospital local. Temprano en la mañana siguiente, visitamos a mi hermano en el hospital y cuando lo vi tendido en la cama, comprendí finalmente, porque la Maestra había dicho que Ella lo iba a llevar a Casa. Le di un masaje mientras recitaba los Nombres Sagrados y a través de la bendición de la Maestra, se comenzó a sentir mucho mejor. También le di una foto reciente de la Maestra y le dije: "si estás sufriendo demasiado físicamente, cuando la Maestra venga para llevarte a Casa debes irte con Ella alegremente." Mi hermano contestó: "veo mucha gente parada en la puerta y alguien está tocando la puerta encima mío." Entonces, supe que su tiempo se acababa porque ángeles y santos ya habían llegado a encontrarlo. Cuando la visita de treinta minutos de la Unidad de Cuidados Intensivos terminó, dejamos el hospital. Al llegar a casa, terminé mis quehaceres domésticos. Eran las once y media, así que empecé a meditar. Durante la meditación pensé en el tormento por el que mi hermano había pasado - tres inyecciones de morfina y dos diálisis de riñón en dos días. También, una severa deshidratación lo había reducido a una miserable condición. Así que expresé angustiada: "Maestra, ¿No me dijiste que te lo llevarías a Casa? ¿Por qué permites que continúe sufriendo?" Sentía una profunda tristeza al ver a mi hermano soportar todas esas torturas físicas pero al mismo tiempo no podía soportar ver que se iba a tan corta edad. Estuve atrapada por esos conflictos emocionales por un tiempo, cuando de pronto, tuve una visión muy clara: mi hermano y yo estábamos caminando en sendas individuales, separados por algo. Los dos continuamos caminando lentamente, cuando una luz brillante apareció de repente. Entonces le grité a mi hermano que siguiera la luz y que se fuera. Luego de un corto tiempo, otra luz extremadamente brillante e intensa con forma de túnel apareció y vi a mi hermano entrar al túnel de luz sin volver a mirar atrás. Regresé y vi el reloj, era pasada la media noche. Recordando la visión que había tenido, estaba tanto triste como aliviada. Poco después, una llamada de Hsinchu me informó que mi hermano había muerto. Maestra, ¿cómo podría pagarte alguna vez por Tu gracia? Esa noche, medité hasta la mañana y cerca de las cuatro de la madrugada mi hermano vino a verme y moviendo ambas manos con alegría me dijo: "¡Hermana, al fin soy libre! He sido liberado del mar del sufrimiento. ¡Ya no te aflijas por mí!" Llegó como de costumbre cuando visitaba la casa, comentándome sobre su vida. Mi hija mayor entonces, me comentó que cuando estaba meditando, alrededor de las cinco de la mañana, su tío había venido a verla y le hizo muecas. Y al mediodía, mientras mirábamos uno de los DVD's de la Maestra, observé a mi hermano sentado en su lugar habitual, mirando la conferencia de la Maestra con nosotros. En ese momento olvidé realmente que ya nos había dejado. Mi hermano y yo nos amábamos, así que cuando partió, el dolor en mi corazón persistió por un largo tiempo y la voz de la Maestra, era mi única fuente de consuelo durante ese período. Me encerré en mí misma porque mi dolor era demasiado intenso y no podía superar las emociones. Entonces una noche, mientras lloraba en profunda tristeza, mi hermano llegó a consolarme y me dijo: "Estoy viviendo una vida maravillosa allí arriba con la Maestra, pero el ambiente de arriba no es favorable para la práctica espiritual." Me pidió también que dejara de apenarme por él, porque lo lastimaba verme en tal agonía y esperaba que me esforzara más en la práctica espiritual. Así que para evitar afectarlo, cada vez que lo extrañaba, veía los videos de las conferencias de la Maestra. Y gracias a la guía misericordiosa de la Maestra, he salido gradualmente del abismo del luto en el que me encontraba, porque sabía que la Maestra realmente lo liberó del reino del sufrimiento. Luego de su partida de este mundo, mi hermano visitó el Centro de Hsihu varias veces, una vez durante la celebración de un Festival Lunar y una vez en un retiro de dos días. Primero pensé que esas visitas, eran meras ilusiones causadas por recordarlo intensamente, sin embargo, cuando un miembro del Equipo de Video del Centro me dijo, que uno de ellos también lo había visto, me puse extremadamente contenta ante ese sentimiento de "unidad" y por lo tanto, supe que mi hermano había cumplido su misión en este mundo y ¡había completado el viaje de vida que se había fijado para sí mismo! He practicado el Método Quan Yin por once años ya y además de guiarme seriamente la práctica de la espiritualidad y descubrir los secretos íntimos de la vida, la Maestra también me ha abierto la puerta de la sabiduría, para que pueda resolver todos los problemas mundanos. Y desde la niñez hasta la adultez, he adquirido mucho conocimiento, pero la lección que aprendí con el fallecimiento de mi hermano, me dejó una experiencia realmente vívida e inolvidable.
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