Salva Nuestro Planeta

 

Previniendo a Nivel Mundial un

"Tsunami Silencioso"

Por el Grupo de Noticias de EE.UU. (Originalmente en inglés)

En los últimos dos años, el precio de los alimentos se ha incrementado en 83% en todo el mundo, con algunos alimentos básicos como el arroz y el trigo que se han disparado en 141% y 130% respectivamente, en sólo el último año. Poblaciones de los Estados Unidos desafiadas económicamente ya han sentido la escasez, y en los países de todo África, el Medio Oriente, Asia del Sur y América Latina, los elevados precios de los alimentos han llevado a un descontento generalizado. Hace poco el Banco Mundial ha advertido que 33 países se encuentran ahora en riesgo de conflicto debido al costo elevado de los alimentos, y ya han surgido protestas, incluso en los países desarrollados como Italia.

Muchas personas creen que la primera ola significativa de los desastres del calentamiento global vendrá algún día en el futuro, debido a los niveles crecientes del mar. Sin embargo, ahora está claro que la escasez de alimentos a consecuencia de los patrones climatológicos extremos, como inundaciones y sequías, ya está reflejando los efectos dañinos del cambio climático. El hambre que acompaña a la crisis de alimentos y el descontento social vinculado a ello, representan la primera ola verdadera de desastres del calentamiento global. Las Naciones Unidas incluso lo han denominado un "Tsunami Silencioso", por la devastación generalizada que puede ocurrir cuando la pobreza se combine con la escasez de alimentos. De hecho, es la gente de los países en vías de desarrollo - los que producen las cantidades más bajas de emisiones de gas de efecto invernadero - la que sufre primero y más seriamente, ya que no tienen opción, ni "zona de transición" para adaptarse. Sin embargo, los países desarrollados no son inmunes ni mucho menos. Con el planeta calentándose a un ritmo mucho más acelerado de lo que se había predicho anteriormente, ni siquiera los científicos pueden prever lo que sucederá después.

Los patrones climáticos cambiantes, cuyos efectos se ven en la productividad agrícola de hoy, incluyen temperaturas que han estado elevándose desde finales de los 70, con nueve de los años más calurosos registrados teniendo lugar desde el año 1995. En 2002, las cosechas de la India y de los Estados Unidos, han caído dramáticamente debido a un récord de temperaturas elevadas y sequías. En 2003, las lluvias de primavera y verano de Europa fueron muy escasas, pero las temperaturas alcanzaron los niveles más elevados de todos los tiempos, con una zona de cultivo afectada que se extendía desde el Reino Unido atravesando el este de Ucrania. El imprevisible clima en otros países de importancia en la producción de cereales, ha dado como resultado provisiones seriamente limitadas. Un estudio publicado en la revista Science sugiere que, debido al cambio climático, el sur de África está muy cerca de perder más de 30% de su cultivo principal, el maíz. Y en el sur de Australia, que está entrando a su décimo año de sequía, un molino de arroz que solía procesar grano suficiente para 20 millones de personas, ha sido paralizado completamente.

El Tercer Informe de Evaluación del IPCC (Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas para el Cambio Climático). de 2001 de las Naciones Unidas, llegó a la conclusión de que los países más pobres serían fuertemente afectados por los efectos del calentamiento global, con reducciones en las cosechas en la mayoría de las regiones tropicales y subtropicales, debido a una menor cantidad de agua, así como a las pestes nuevas o modificadas. En África y América Latina muchos cultivos alimentados por las lluvias están cerca de su máxima tolerancia a la temperatura, lo cual significa que es probable que la producción caiga abruptamente, incluso con pequeños cambios climáticos.

Pero, mientras los políticos continúan debatiendo la problemática que concierne al cambio climático, hay algo que cada uno de nosotros puede hacer ahora para ayudar a estabilizar la provisión de alimentos a nivel mundial y al mismo tiempo controlar el cambio climático. Es muy sencillo y obvio: ¡Simplemente dejar de comer carne!

Según el informe de las Naciones Unidas de 2006, la Larga Sombra del Ganado, las actividades asociadas con la producción de carne, como la deforestación y el cultivo para biocombustibles, son responsables de más del 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el hombre. Estos gases relacionados al ganado representan 9% de las emisiones totales de dióxido de carbono a nivel mundial, 35-40% del total de gas metano - debido principalmente al estiércol y a la fermentación intestinal de los animales - y 64% del total de óxido nitroso - debido principalmente al uso de fertilizantes. En resumen, la industria del ganado es responsable de las emisiones más elevadas de gas de efecto invernadero que todas las formas de transporte del mundo. El informe de la ONU también encontró que la producción de carne causa muchos otros problemas y dijo que eso debería ser el principal punto cuando se hable de la degradación de la tierra, la contaminación del aire, la escasez de agua y la pérdida de biodiversidad.

Las actividades ganaderas no sólo contribuyen con la producción de gas de efecto invernadero, sino que también requieren vastas extensiones de tierra. Los animales de granja en todo el mundo ocupan 70% de toda la tierra destinada a la agricultura o 30% de la superficie del planeta Tierra. Además, los cultivos a menudo se producen para el ganado, con 40% del cereal cultivado en el mundo alimentando a los animales de granja, no a personas. Con sólo la mitad de esa cantidad de cereales se eliminaría el hambre en el mundo. De este modo, la crianza de animales para alimento priva de alimentos a incontables seres humanos y es una causa directa del hambre en el mundo.

El privarse de carne tiene repercusiones incluso a nivel individual. Por cada persona que lleva una dieta vegetariana sin productos animales, se requiere sólo de la sexta parte de un acre de tierra de cultivo. En contraste, una persona carnívora necesita más de tres acres. En términos de los gases de efecto invernadero, la reducción del consumo de carne en sólo 20% sería el equivalente de cambiarse de conducir un Camry a conducir un Prius, mientras que hacerse 100% vegetariano por todo un año, ahorraría 1,5 toneladas de emisiones de gas de efecto invernadero.

Toda la humanidad está conectada, por eso nuestro estilo de vida afecta el bienestar de las personas en los países distantes, y viceversa. Una dieta libre de carne es el medio más efectivo que cualquiera de nosotros tiene para frenar la crisis alimentaria y reducir el calentamiento global. Ya es tiempo de que hagamos la elección obvia, por nosotros mismos, por nuestros hijos y por todos los seres en nuestro hogar global.

Fuente:
http://www.americanprogress.org/issues/2008/05/food_crisis.html
http://world-wire.com/news/0804290001.html
http://news.bbc.co.uk/2/hi/science/nature/7220807.stm

 


Campos de cultivo secos en la región Riverina durante la sequía de 2007 en Australia.
Foto de Virtual Steve en Wikipedia en idioma inglés

(http://en.wikipedia.org/wiki/Drought_in_Australia)