Preguntas y Respuestas Seleccionadas

 

 

Todos Tenemos Dentro
el Amor de Dios

 

Expuesto por la Maestra Suprema Ching Hai,
Ljubljana, Eslovenia, 26 de mayo de 1999
(Originalmente en inglés) Videocinta #660

P: ¿Podría decir algo acerca del amor de Dios?

M: ¿No saben acerca del amor de Dios?, Yo creo que sí. Bueno, les puedo decir algo acerca de mi experiencia y las experiencias de los hermanos y hermanas en nuestro grupo, no es que sea exactamente la misma, pero el amor de Dios es siempre el mismo.

Yo experimento el amor de Dios todos los días, cada segundo y cada día es un milagro. Dios siempre nos ama, nos protege, nos cuida y ve por nosotros todos los días, es sólo que llegamos a saberlo mejor, después de la reconexión con Él. Es como el entrenamiento: después de que se reconecten con Dios, estarán repentinamente en entrenamiento automático y sabrán cuándo quiere Dios que hagan algo. A veces, tenemos una intuición muy aguda, o a veces incluso, recibimos instrucciones directas para saber qué hacer con nuestras actividades cotidianas.

Antes de la conexión, es casi como si no supiéramos si Dios incluso escucha nuestras plegarias o no. Podríamos sentir que no tenemos prueba de la existencia de Dios o del amor de Dios, porque no vemos lo que está haciendo por nosotros. No discernimos las respuestas que Él nos da a nuestras plegarias. Pero después de la reconexión o de la llamada iniciación, sabemos esto más claramente, porque podemos ver a Dios todos los días y escuchar Sus enseñanzas.

Dios siempre está allí. Todos nos dicen que la Biblia, afirma claramente que Dios vive dentro de nosotros y que este cuerpo es solamente un templo, así que todos nosotros somos manifestaciones de Dios en el reino físico. La razón por la que no reconocemos la gracia de Dios y no sentimos el amor de Dios, es que buscamos en los lugares equivocados. Estamos demasiado ocupados, ocupados ganando dinero, ocupados manteniendo nuestra posición y ocupados sobreviviendo, así que nos olvidamos que el dador de todas las cosas, el dueño de todos estos disfrutes está dentro de nosotros. Así que cuando alguien nos indica dónde está Dios, vemos de inmediato. Todo lo que tenemos que hacer, es reservar un poco de tiempo todos los días para reconocer el Dios dentro. Y más adelante se vuelve natural que recordemos a Dios y lo veamos; podemos verlo casi todo el tiempo e inclusive las veinticuatro horas del día. Podemos verlo en cualquier momento que deseemos verlo, o escucharlo en cualquier momento que deseemos escucharlo. Más adelante, ni siquiera tendremos que desear ver o escuchar: Él está allí todo el tiempo.

Dios nos ama tanto, que nos despierta si vamos a llegar tarde al trabajo, debido a que la alarma no sonó o nos guía a la tienda adecuada, si estamos en una tierra extraña y no sabemos hacia dónde ir para comprar cosas. Incluso cuida de nuestros asuntos personales, repara nuestro amor maltrecho, cura nuestro corazón herido y nos consuela de cualquier forma posible, una vez que lo conocemos de nuevo. Por eso es que Jesús dijo: “Os enviaré al Reconfortador."

El poder de Cristo, puede tomar cualquier forma o cualquier cuerpo para consolarnos. Antes de Jesús, Dios envió a otros Maestros y después de Jesús, Dios envió a otros Maestros. Pero todos son el mismo, hay sólo un Hijo de Dios manifestado en diferentes cuerpos. Por eso es que cuando alguien le preguntó a Jesús: “¿Eres tú la reencarnación de los Maestros pasados como Elías?” Jesús se quedó callado, no lo negó, porque es el mismo poder, el solo y único Espíritu Santo, que descendió a la Tierra a través de diferentes generaciones, para consolar a los hijos amados de Dios y traerlos a Casa.

Si realmente amamos a Dios y queremos verlo, un día u otro nos encontraremos con este llamado Reconfortador, el espíritu que viene de Dios, el que elige cualquier oficina o cuerpo para trabajar, para traernos consuelo y nos trae la Luz de nuevo y entonces nuestra vida, se convierte en lo que queremos en todo sentido. Nos sentimos tan seguros, tan amados y sabemos que después de que dejemos este cuerpo físico iremos al Cielo, porque ya estamos yendo al cielo todos los días para examinarlo. En la Biblia, el apóstol San Pablo dijo: “Muero a diario." Y es a través del proceso de resurrección, una y otra y otra vez que podemos aprender. Morir no significa que hayamos terminado o que no tenemos más vida, es sólo un cambio de estación, un cambio de casa o un cambio de ropa.

Podemos morir de dos formas: una es la gran muerte que experimentamos en el momento en que dejamos el cuerpo físico para siempre, pero también podemos morir una muerte corta y temporal al dejar el cuerpo, manteniendo el cordón de la conexión y así regresar de nuevo. Entonces, podemos salir de nuevo en la mañana o en la tarde o en la noche. Es solamente un proceso de entrenamiento y nunca más le tendremos miedo a la muerte de nuevo, porque sabemos a dónde vamos después de morir.

Todos hemos escuchado de diferentes religiones, como el Cristianismo y el Budismo, que el Cielo nos espera. Se dice que el Cielo nos espera si creemos en Cristo, si creemos en Dios, si creemos en Buda o si creemos en Alá, y entonces iremos directo al Cielo después de morir. Todos hemos escuchado esto, todas las religiones lo prometen. Pero algunos de nosotros queremos conocerlo ahora mientras estamos aquí. Número uno, queremos ver el Cielo mientras todavía estamos aquí, sólo para asegurarnos, y número dos, queremos conocer el amor de Dios ahora, porque aquí en este mundo lo necesitamos más. Una vez que estemos en el Cielo, ya lo tendremos todo. Seguro no nos importará si conocemos el amor de Dios o si conocemos el Cielo, porque ya estaremos en el Cielo. Así que mientras estamos en este mundo de sufrimiento, necesitamos el amor de Dios aún mas, necesitamos que se nos asegure un lugar en el Cielo más que nunca.

A esta gente le ofrecemos nuestra ayuda, porque es una lástima que no conozcamos el Cielo, cuando el Cielo está a la mano, así lo dice en la Biblia. Es una pena que no conozcamos a Dios, porque Dios vive en este templo, el cuerpo. ¡Él está justo aquí! Es una lástima que no conozcamos lo que deberíamos conocer. Seguro Dios nos ama en el Cielo, tanto como aquí, pero si podemos conocer su amor ahora y hacer uso de él, ¿no sería eso mejor?

Todos tenemos padres y madres y si hubiéramos sido separados de nuestros padres cuando éramos jóvenes o cuando éramos niños, siempre querríamos conocer quiénes son nuestros verdaderos padres, porque pensamos que nadie nos puede amar más que nuestros verdaderos padres. De forma similar, si escuchamos que tenemos un Padre en el Cielo, en algún lugar, por supuesto querremos conocerlo y esa es la razón por la que lo he intentado con tanto ahínco, buscando en todas partes, sólo porque quería ver a mi Padre. Y ahora que lo he encontrado, quisiera compartir este conocimiento con todos los que quieran conocer esto mismo y que quiera conocer a nuestro Padre, porque nada en este mundo y ningún amor en este mundo puede compararse a ello.

Cuando tenemos a Dios adentro, cuando conocemos a Dios de nuevo, internamente, tenemos todo. Estamos tan seguros, nos sentimos tan amados, tan valiosos y tan preciosos, que sentimos que conocemos y que definitivamente estamos seguros que somos los Príncipes del Cielo.